"La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero quizá sea
igualmente vano esforzarse por comprender el pasado, si no se sabe nada del presente" M. Bloch

miércoles, 16 de noviembre de 2011

"Algo va mal", un libro de Tony Judt

Con el título en catalán El món no se'n surt, y en el original I'll fares the land (algo así como "pondré precio a la tierra"), se trata de un aviso a las generaciones presentes y futuras donde el profesor Judt* analiza el pasado, presente y futuro de la democracia y el Estado de Bienestar, en un estilo claro, conciso, ameno y que no deja indiferente. Si no me equivoco, salió a la venta el año pasado, luego recoge la crisis en la que estamos inmersos.
Os dejo un extracto del libro que he elegido al azar**:

Así pues, ¿qué deberíamos haber aprendido de 1989? Quizá, sobre todo, que nada es necesario ni inevitable. El comunismo no tenía que ocurrir -y no había razón alguna para que durara para siempre-; pero tampoco había nada que nos garantizara que iba a caer. Los progresistas deben asumir la contingencia absoluta de la política: ni el auge de los Estados del bienestar ni su ulterior pérdida de favor han de considerarse un regalo de la Historia. El "momento" socialdemócrata -o su equivalente estadounidense desde el New Deal hasta la Gran Sociedad- fue producto de una combinación de circunstancias muy concretas que no es probable que se repitan. Lo mismo cabe decir del "momento" neoliberal que comenzó en la década de 1970 y que sólo ahora acaba de desacreditarse.
 Pero precísamente porque la historia no está predeterminada, los mortales debemos inventarla a medida que avanzamos -y en circunstancias que, como acertádamente señaló el viejo Marx, en buena medida nos vienen impuestas-. Tendremos que plantearnos de nuevo los eternos interrogantes, pero estar abiertos a respuestas diferentes. Hemos de averiguar qué aspectos del pasado deseamos conservar y qué los hizo posibles. ¿Qué circunstancias eran únicas?¿Qué circunstancias podríamos, con voluntad y esfuerzo, reproducir?
Si 1989 significó un redescubrimiento de la libertad, ¿qué límites estamos dispuestos a ponerle? Incluso en las sociedades más "amantes de la libertad" se le imponen restricciones. Pero si aceptamos algunas limitaciones -como hacemos siempre-, ¿por qué no otras? ¿Por qué estamos tan seguros de que cierta medida de planificación o la tributación progresiva o la propiedad colectiva de los bienes públicos son restricciones intolerables de la libertad, mientras que las cámaras de circuito cerrado, los rescates estatales de bancos de inversión "demasiado grandes para dejarlos caer", las escuchas telefónicas y las costosas guerras en otros países son cargas aceptables que la gente debe soportar?
 Quizá haya buenas respuestas a estas preguntas, pero si no las planteamos, ¿cómo las vamos a saber? Tenemos que redescubrir cómo hablamos sobre el cambio: cómo imaginar formas muy diferentes de organización, libres de la peligrosa salmodia de la "revolución". Debemos distinguir mejor que algunos de nuestros predecesores entre fines deseables y medios inaceptables. Como mínimo, deberíamos tener muy presente la advertencia de Keynes sobre esta cuestión: "No basta con que el estado de cosas que queremos promover sea mejor que el que le precedió; ha de mejorar lo suficiente como para que compense los males de la transición".
No obstante, tras reconocer y asumir todas esas consideraciones, debemos mirar hacia delante:  ¿qué queremos y por qué lo queremos? Como sugiere la actual ruina de la izquierda, las respuestas no son evidentes. Pero, ¿qué alternativa tenemos? No podemos dejar el pasado a nuestras espaldas y limitarnos a cruzar los dedos: sabemos por experiencia que la política, como la naturaleza, aborrece el vacío. Después de veinte años desperdiciados, ha llegado el momento de comenzar de nuevo. ¿Qué hacer?

http://www.projectals.org
Con el 89 se refiere a la fecha de la caída del comunismo, lo que muchos supusieron entonces "el fin de la historia". Ya sólo quedaba un sistema en el mundo, todo sería mejor a partir de entonces; al unísono avanzaríamos hacia la consecución de la paz y el bienestar mundial bajo el reinado del libre mercado.
Si os parece interesante, os informo de que el libro ya tiene una versión de bolsillo, más asequible.




*Recientemente fallecido (en agosto del 2010), Tony Judt fue un eminente historiador y escritor. Destaca su insuperable obra Postguerra: una historia de Europa desde 1945, con un análisis profundo pero ameno del continente durante todo el período de la Guerra Fría.
**Aquí bromeo: ni el azar es electivo, ni mi elección ha sido azarosa.


Saludos

2 comentarios:

  1. Fiel a mi estilo, añado unas líneas que me chocan o cuya opinión comparto. En este caso las he encontrado en una entrevista a Manuel Marín, exvicepresidente de la Comisión Europea, publicada en El País de hoy (nº12.571):

    P. ¿La crisis procede del empeño desregularizador de Reagan y Thatcher?

    R. Los desreguladores han ganado la batalla. Son capaces de crear enormes crisis y no pagan por ello. Destrozan vidas y luego se reinventan y siguen. La desregulación sólo consigue la impunidad sistemática de los más poderosos. La socialdemocracia en Europa no lo entendió y no quiso enfrentarse a esta nueva realidad, por eso ha perdido tanta fuerza política y electoral.
    --

    En fin, contra el mito de que un mercado financiero totalmente libre y desregulado es beneficioso para todos. Da enormes beneficios, sí, pero a unos pocos, y a costa de la inmensa mayoría de la población. A costa también de las sociedades democráticas. ¿Qué desprestigia hoy a la democracia? El entregismo a los mercados. El pensar que, votemos a quien votemos, va a ser lo mismo. La historia ha demostrado el peligro de la pérdida de confianza en el sistema democrático.
    En cualquier caso, esto no puede ser eterno. El chollo se les acabará, todo tiene un principio y final. Igual que se dejó de confiar en Keynes, llegará un momento en que los adalides del libre mercado se vean desterrados. Confío en que, dado que la historia cada vez va más rápido (¿cuántos hechos destacables hemos vivido en lo que va de 2011?), no tarde mucho en venir el cambio, en cerrarse "el ciclo de los desreguladores".

    Saludos

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  2. Para ampliar el contenido de la entrada, nada mejor que este artículo aparecido en El País de hoy (nº12572), escrito por Antón Costas y Xosé Carlos Arias.
    Habla sobre los ciclos de las teorías económicas imperantes, que marcan la relación entre los Gobiernos o Estados y el mercado. Antes del 29 fue una, en los años 30 y la postguerra se cambió de teoría (welcome Mr.Keynes), desde los 80 tornó el conservadurismo económico, y ahora podríamos estar asistiendo al canto de cisne de esta teoría de libre-mercado, representado por las políticas de "austeridad"... En fin, échenle un vistazo:
    http://www.elpais.com/articulo/opinion/regreso/conservadurismo/economico/elpepiopi/20111124elpepiopi_10/Tes

    Saludos

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