Aprovechando que, con motivo del centenario, los medios hablan estos días de Miguel Hernández, escojo para vosostros uno de sus poemas, el que da título a esta entrada.
Pertenece al grupo recogido en "Viento del Pueblo", muchos de ellos escritos pensando en la recitación pública que el propio poeta oriolano les daba en el frente. Tienen un carácter de exaltación, beligerante, social... el Miguel más auténtico. Fueron escritos entre el verano de 1936 y el de 1937. Otros poemas destacados del grupo son "El sudor", "Las manos", "El niño yuntero", "La canción del esposo soldado" o "Sentado sobre los muertos". Ahí va:
VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN
Vientos del pueblo me llevan,vientos del pueblo me arrastran,me esparcen el corazóny me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente,impotentemente mansa,delante de los castigos:los leones la levantany al mismo tiempo castigancon su clamorosa zarpa.
No soy de un pueblo de bueyes,que soy de un pueblo que embarganyacimientos de leones,desfiladeros de águilasy cordilleras de toroscon el orgullo en el asta.Nunca medraron los bueyesen los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugosobre el cuello de esta raza?¿Quién ha puesto al huracánjamás ni yugos ni trabas,ni quién al rayo detuvoprisionero en una jaula?
Asturianos de braveza,vascos de piedra blindada,valencianos de alegríay castellanos de alma,labrados como la tierray airosos como las alas;andaluces de relámpagos,nacidos entre guitarrasy forjados en los yunquestorrenciales de las lágrimas;extremeños de centeno,gallegos de lluvia y calma,catalanes de firmeza,aragoneses de casta,murcianos de dinamitafrutalmente propagada,leoneses, navarros, dueñosdel hambre, el sudor y el hacha,reyes de la minería,señores de la labranza,hombres que entre las raíces,como raíces gallardas,vais de la vida a la muerte,vais de la nada a la nada:yugos os quieren ponergentes de la hierba mala,yugos que habéis de dejarrotos sobre sus espaldas.Crepúsculo de los bueyesestá despuntando el alba.
Los bueyes mueren vestidosde humildad y olor a cuadra:las águilas, los leonesy los toros de arrogancia,y detrás de ellos, el cieloni se enturbia ni se acaba.La agonía de los bueyestiene pequeña la cara,la del animal varóntoda la creación agranda.
Si me muero, que me mueracon la cabeza muy alta.Muerto y veinte veces muerto,la boca contra la grama,tendré apretados los dientesy decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,que hay ruiseñores que cantanencima de los fusilesy en medio de las batallas.
Y para quedarnos con un Miguel algo menos guerrero, el Miguel de unos años después, frustradas las esperanzas, golpeada el alma por distintos mazos, muerto un hijo y esperando la propia entre barrotes; dejemos estos sus bellos versos, de una verdad enorme:
Tristes guerrassi no es amor la empresa.Tristes. Tristes.
Tristes armassi no son las palabras.Tristes. Tristes.
Tristes hombressi no mueren de amores.Tristes. Tristes.
Saludos
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