LA GUERRA DE LOS BOERS
No resulta muy frecuente encontrar en la historia contemporánea ejemplos de ocupación militar y colonización de territorios previamente habitados por poblaciones de origen europeo y constituidos ya como estados soberanos. Además de las consideraciones de orden moral, el derecho internacional y el juego de la política mundial lo hubieran impedido.
Sin embargo, a finales del siglo XIX la Gran Bretaña tuvo que alterar esta norma y empeñarse en una costosa guerra de conquiesta contra dos repúblicas, Orange y Transvaal, que colonos de origen holandés -o los boers*- habían establecido en territorio de la actual Unión Sudafricana (hoy República de Sudáfrica).
Desde el establecimiento de la factoría de El Cabo, en la segunda mitad del siglo XVII, los inmigrantes holandeses se habían extendido hacia el interior de África, colonizando el territorio en continua lucha con los nativos.
A comienzos del siglo pasado (se refiere al XIX) la colonia de El Cabo no se distinguía mucho de cualquier país europeo. Los colonos cultivaban la viña y los frutales mediterráneos. Los inmensos pastizales del interior permitían el mantenimiento de una próspera campaña ganadera. La población aumentaba continuamente con la llegada de nuevos colonos del norte de Europa.
Choque de intereses
Por aquellos días Holanda estaba aliada a la Francia revolucionaria y, por lo tanto, en guerra con Inglaterra. En dos ocasiones, 1795 y 1805, los británicos ocuparon el estratégico enclave de El Cabo. La segunda vez se quedaron y terminaron expulsando a los boers para hacer sitio a sus propios colonos. Entre 1834 y 1839 la nación boer se dirigió al interior de África y, tras sostener una durísima guerra con los nativos, lograron establecer dos repúblicas, Orange y Transvaal, a las que dieron una conformación innegablemente europea.
Pocos años disfrutaron los boers de su recién recuperada libertad. La colonización inglesa avanzaba inexorablemente tras sus huellas, y en 1877 el Transvaal fue incorporado a la corona británica. Los boers se negaron a partir otra vez y se sublevaron. Dirigidos por estrategas improvisados -Kruger, Pretorius, Joubert-, los colonos mantuvieron en jaque a los británicos hasta que éstos no tuvieron más remedio que reconocer su independencia.
En 1884 se descubrieron riquísimas minas de oro en los territorios boers. Los británicos, que habían proseguido su avance hacia el interior del continente, favorecieron la entrada en las dos repúblicas de aventureros codiciosos y de hombres de negocios que alteraron los tranquilos hábitos de los boers.
Paul Kruger, presidente de la República del Transvaal (ask.com) |
La guerra
A partir de entonces, los choques fueron continuos. Y cuando, en 1899, el presidente de Transvaal, Kruger, exigió el cese del envío de tropas británicas al África Austral, estalló la guerra. El 11 de noviembre de ese año las fuerzas boers invadieron la colonia británica de Natal y obligaron a las fuerzas inglesas a refugiarse en Ladysmith. En el otro extremo de su territorio derrotaron al enemigo en Kimberley y pusieron sitio a esta ciudad y a Mafeking.
Los británicos desencadenaron una ofensiva en tres frentes en el mes de diciembre. Pero las tropas boers de Joubert los contuvieron. En la batalla de Colenso la columna del general Buller, formada por 80 000 hombres, quedó diezmada y las tropas de Joubert penetraron profundamente en la propia colonia de El Cabo.
La derrota de Colenso provocó una enorme conmoción en las islas Británicas y despertó las simpatías generalizadas de Europa hacia la causa boer. El gobierno Salisbury destituyó al mando de las fuerzas británicas y colocó a su frente a lord Roberts. Este nombró jefe de su Estado Mayor al general Kitchener, que acababa de obtener un rotundo éxito en el Sudán.
De la metrópoli llegaron refuerzos y grandes cantidades de material moderno. Enfrente, los boers apenas tenían artillería y sufrían gran penuria de municiones. Aun así, su peculiar forma de hacer la guerra, su magnífica puntería y la rapidez de sus movimientos convertían al soldado boer en un digno rival de la pesada maquinaria bélica británica, ineficaz en cuanto abandonaba las vías de ferrocarril.
Ello explica que, cuando los hombres de Roberts reemprendieron su ofensiva para liberar a la guarnición de Ladysmith, sufrieran una nueva y sangrienta derrota en Spionkob, que alcanzó resonancia mundial.
Sin embargo, el potencial militar de los británicos y el agotamiento de sus enemigos, terminaron por dar un giro a la guerra. Kitchener preparó un meticuloso plan, y ya en febrero de 1900 infligió la primera derrota al adversario en Paardeberg.
El generalísimo Joubert murió a finales de marzo. Para entonces el avance británico era irresistible. El día 13 cayó la capital de Orange, Bloemfontein, y el 5 de junio los ingleses entraron en la del Transvaal, Pretoria. Teóricamente, la guerra parecía aproximarse a su fin.
Sin embargo, fuera de las ciudades, las fuerzas boers que dirigía el general Botha aguantaron dos años manteniendo una agotadora guerra de guerrillas. Kitchener respondió con una durísima represión que llevó a la reclusión de la población civil en campos de concentración y a la práctica de tierra quemada. Botha terminó capitulando en Verreniging el 31 de mayo de 1902, pero las nuevas colonias británicas recibieron la promesa de una futura autonomía.
La guerra había costado a Inglaterra 22 000 muertos y una gran humillación para su orgullo de potencia imperialista.
* También afrikaneers.
Dentro del artículo "El mundo colonial", de Jose U. MARTINEZ CARRERAS, en el número 1 de Siglo XX. Historia Universal: La víspera de nuestro siglo. Sociedad, política y cultura en los 98. Una colección de Historia16
Una película que tiene de fondo este conflicto es Consejo de Guerra. Breaker Morant (ver más aquí)
Saludos
Gracias por comentar lo del autor. No lo he leído. Buscaré algo cuando tenga más tiempo.
ResponderEliminarTienes razon en lo que dices sobre los perjudicados. A saber lo que sufrieron con esa guerra, con la anterior colonización por los afrikaneers... y sí sabemos más como las pasaron durante el apartheid
Saludos
Por cierto, me ha encantado tu blog. Lo dejo entre mis webs recomendadas.
ResponderEliminarTe recomiendo visionar los videos de las dos entradas anteriores. Si aun no los habías visto, estoy seguro de que te gustarán: su contenido no tiene desperdicio.
Saludos