El Historicismo es la corriente de la historiografía que predominó durante el XIX y buena parte de principios del XX. No se puede decir que fuera absoluto, ya que surgieron aquí y allá numerosas mentes preclaras que vieron la necesidad de dejar de ver a Clío desde arriba, a través de los grandes personajes, las famosas batallas y sus fechas - que es en lo que consistía el Historicismo - ; para pasar a contemplar la historia desde abajo, bajando al nivel del pueblo, de la gente común, de las sociedades humanas que son las verdaderas artesanas de la Historia. Surgía la que se ha llamado Historia Social, cuyo espíritu recoge Galdós en el extracto que os pondré a continuación.
En su Episodio Nacional número 11, "El equipaje del rey José", al final del sexto capítulo, nos encontramos la siguiente joya, que nos muestra como, además de un excelente novelista, estamos tratando con un 'historiador' adelantado a su tiempo. Dice así:
"¿Y por qué no? ¿Por qué hemos de ver la historia en los bárbaros fusilazos de algunos millares de hombres que se mueven como máquinas a impulsos de una ambición superior,y no hemos de verla en las ideas y en los sentimientos de ese joven oscuro? ¡Si en la historia no hubiera más que batallas; si sus únicos actores fueran las celebridades personales, cuán pequeña sería! Está en el vivir lento y casi siempre doloroso de la sociedad, en lo que hacen todos y en lo que hace cada uno. En ella nada es indigno de la narración, así como en la naturaleza no es menos digno de estudio el olvidado insecto que la inconmensurable arquitectura de los mundos.
Los libros que forman la capa papirácea de este siglo, como dijo un sabio, nos vuelven locos con su mucho hablar de los grandes hombres,de si hicieron esto o lo otro, o dijeron tal o cual cosa. Sabemos por ellos las acciones culminantes, que siempre son batallas, carnicerías horrendas, o empalagosos cuentos de reyes y dinastías, que preocupan al mundo con sus riñas o con sus casamientos; y entretanto la vida interna permanece oscura, olvidada, sepultada. Reposa la sociedad en el inmenso osario sin letreros ni cruces ni signo alguno: de las personas no hay memoria, y sólo tienen estatuas y cenotafios los vanos personajes... Pero la posteridad quiere registrarlo todo; excava, revuelve, escudriña, interroga los olvidados huesos sin nombre; no se contenta con saber de memoria todas las picardías de los inmortales desde César hasta Napoleón; y deseando ahondar lo pasado quiere hacer revivir ante sí a otros grandes actores del drama de la vida, a aquellos para quienes todas las lenguas tienen un vago nombre, y la nuestra llama Fulano y Mengano".
Escribía esto don Benito allá por verano de 1875. ¿Habría leído a los primeros positivistas, materialistas históricos o funcional-estructuralistas? De alguno de esos autores europeos habría sacado estas ideas...¿o sería una conclusión personal a la que habría llegado a base de novelar la Historia?
Sea como fuere, estaba hablando de Historia Social, de verdadera Historia.
Un saludo
En su Episodio Nacional número 11, "El equipaje del rey José", al final del sexto capítulo, nos encontramos la siguiente joya, que nos muestra como, además de un excelente novelista, estamos tratando con un 'historiador' adelantado a su tiempo. Dice así:
"¿Y por qué no? ¿Por qué hemos de ver la historia en los bárbaros fusilazos de algunos millares de hombres que se mueven como máquinas a impulsos de una ambición superior,y no hemos de verla en las ideas y en los sentimientos de ese joven oscuro? ¡Si en la historia no hubiera más que batallas; si sus únicos actores fueran las celebridades personales, cuán pequeña sería! Está en el vivir lento y casi siempre doloroso de la sociedad, en lo que hacen todos y en lo que hace cada uno. En ella nada es indigno de la narración, así como en la naturaleza no es menos digno de estudio el olvidado insecto que la inconmensurable arquitectura de los mundos.
Los libros que forman la capa papirácea de este siglo, como dijo un sabio, nos vuelven locos con su mucho hablar de los grandes hombres,de si hicieron esto o lo otro, o dijeron tal o cual cosa. Sabemos por ellos las acciones culminantes, que siempre son batallas, carnicerías horrendas, o empalagosos cuentos de reyes y dinastías, que preocupan al mundo con sus riñas o con sus casamientos; y entretanto la vida interna permanece oscura, olvidada, sepultada. Reposa la sociedad en el inmenso osario sin letreros ni cruces ni signo alguno: de las personas no hay memoria, y sólo tienen estatuas y cenotafios los vanos personajes... Pero la posteridad quiere registrarlo todo; excava, revuelve, escudriña, interroga los olvidados huesos sin nombre; no se contenta con saber de memoria todas las picardías de los inmortales desde César hasta Napoleón; y deseando ahondar lo pasado quiere hacer revivir ante sí a otros grandes actores del drama de la vida, a aquellos para quienes todas las lenguas tienen un vago nombre, y la nuestra llama Fulano y Mengano".
Escribía esto don Benito allá por verano de 1875. ¿Habría leído a los primeros positivistas, materialistas históricos o funcional-estructuralistas? De alguno de esos autores europeos habría sacado estas ideas...¿o sería una conclusión personal a la que habría llegado a base de novelar la Historia?
Sea como fuere, estaba hablando de Historia Social, de verdadera Historia.
Un saludo
Recomiendo a su vez la lectura de los episodios. Es una forma fácil y divertida de acercarse a la historia de la España del XIX. La novela, por lo común, se hace mucho más fácil de leer que el libro típico de historia; y Galdós era un grandísimo novelista. Se deja sentir el estilo decimonónico en la escritura, pero es totalmente comprensible y, en muchos aspectos, rebosa actualidad. Personalmente, sus Episodios me atrapan de principio a fin, y más os vale, pues si queréis leerlos todos, hasta el 46 hay para largos ratos de lectura.
ResponderEliminarSe dividen los episodios en varias series, tratando la primera la Guerra de Independencia, la segunda los conflictos entre absolutistas (Fernando VII) y liberales, etc. llegando hasta Cánovas (título ep.46), donde dejó de escribir. No esconde Galdós su espíritu liberal, especialmente a partir de la segunda serie.
En fin, vosotros mismos.
Un saludo